Son muchos los aportes de los patinetes eléctricos a la movilidad urbana. El recorrido rápido y libre de emisiones de carbono, ha hecho de estos vehículos de movilidad personal (VMP) una alternativa popular en toda España.
Sin embargo, los patinetes eléctricos han afrontado varios inconvenientes que pudieran mermar su funcionamiento. Accidentes con peatones y problemas de aparcamiento están entre los más comunes, pero ahora afrontan un nuevo incidente: conductores ebrios.
Algunos conductores pudieran pensar que los parientes eléctricos están exentos de restricciones por considerarlos un juguete y no un vehículo. Resulta que la acepción es totalmente errónea. Estos VMP tienen las mismas leyes que las motocicletas y coches, respecto al consumo de alcohol.
Más costosa la multa que el patinete
Cualquier usuario a bordo de un patinete eléctrico puede ser parado por las autoridades y sometido a un test de alcoholemia. Si al realizarle la prueba de alcohol marca 0.25 miligramos de alcohol en aire expirado, estará incurriendo en una infracción. El monto estipulado a pagar por una multa de este tipo está establecido en 500 euros. No es necesario mencionar que dicho monto supera por mucho el costo del propio patinete.
Este tipo de sanciones son medidas de presión para aquellos conductores que siquiera lleguen a pensar que pueden ingerir alcohol cuando salen a divertirse con sus patinetes eléctricos. La única diferencia con los vehículos a motor respecto a la multa, es que, en caso de obtener una multa por conducir en estado de embriaguez, esto será considerado como una infracción administrativa y no un delito. Además, como no se solicita ningún permiso para conducir patinetes, no aplica el sistema de retiro de puntos.
A la espera de la emisión de la regulación nacional por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT), los Ayuntamientos están trabajando en leyes regulatorias locales que permitan frenar las imprudencias de algunos conductores de patinetes eléctricos.