Hoy en día estamos en una sociedad que se encuentra destinada a evolucionar de la mano de los coches autónomos. No obstante, pocas personas tienen en cuenta el duro camino que ha recorrido esta gran industria para llegar a esto. Lo cierto es que los vehículos autónomos son una realidad y todo parece indicar que más pronto que tarde los podremos disfrutar.
Un poco de historia e ironía
Francis Houdina, un ingeniero eléctrico de Nueva York, fue el responsable de poner en marcha el primer vehículo autónomo en el año 1925. El coche funcionaba gracias al uso de un control remoto que era manipulado por el inventor.
El evento ocurrió en Manhattan. El coche, creado por la empresa Houdina Radio Control, partió desde Broadway y maniobró 19 kilómetros. Estuvo en marcha hasta que dio a parar contra la parte posterior de un sedán en la Quinta Avenida.
Houdina tuvo que asumir los gastos de reparación además de plantarse ante el descontento del mago húngaro, quien aprovechando el parecido con su apellido, demandó al fabricante porque supuestamente explotó comercialmente una idea usando la marca del ilusionista.
Un juzgado de Nueva York desestimó la demanda después de que el mago no se presentará en la audiencia. La absolución permitió que el fabricante siguiera con el ensamblaje del vehículo, que siguió fabricándose hasta la década de 1930.
El vehículo era una máquina capaz de encender el motor, andar, esquivar otros coches y hasta hacer sonar el cláxon sin un piloto a bordo. Un hecho que fue calificado como imposible por la revista Time. La empresa desapareció porque no existía demanda para su producto, tampoco las regulaciones necesarias para su funcionamiento.
Los coches autónomos hoy
Uno de los factores que más puede dificultar la aparición definitiva de este tipo de productos es su alto coste. Sólo para hacerse a una idea, uno de los productos del portafolio más exclusivo de marcas como Volvo tendría un sobrecoste de casi 9.000 euros. Es decir, un coche equipado con conducción autónoma como los que utiliza Uber en su programa piloto, cuesta más de 60.000 euros.
Otro aspecto a tomar en cuenta son los diferentes problemas que pueden surgir por la legislación de cada país. En el caso de España, se están presentando reformas que regulen la circulación de vehículos con conducción asistida, pero de momento no hay legislación para delegar legalmente la conducción en los sistemas automáticos del coche autónomo. Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer. También están otros potenciales mercados de países de Hispanoamérica y Europa que tendrán que adaptarse a estas nuevas tecnologías. Por el momento, Estados Unidos se sitúa como pionero gracias a determinados Estados que permiten la circulación de coches sin conductor. Le sigue China de cerca, aunque no es tan transparente en cuanto a sus progresos como las empresas norteamericanas.
Además, la industria automotriz no será la única que verá un cambio significativo. Thomas Frey, uno de los futuristas más reconocidos en el sector de coches autónomos y ex-miembro del Instituto DaVinci, aseguró que la aparición de estos coches podría eliminar empleos en 128 industrias. Donde posiblemente los más afectados serán choferes de servicios público y operadores de maquinaria pesada.
Frey también sostiene no hay que centrarse en la discusión de los empleos que se perderán, sino en la nueva oferta laboral que surgirá.
¿Qué depara el futuro para los coches autónomos?
Existen otros interrogantes además de saber cómo reemplazar la mano de obra que se verá afectada por el cambio. Los gobiernos regionales aún tienen mucho por hacer tanto en infraestructura física, como normativa.
Otra transformación fundamental está en que la conectividad sea lo suficientemente fuerte para el correcto funcionamiento de los coches autónomos. Esto teniendo en cuenta que la transmisión de datos es fundamental para el funcionamiento de estos vehículos.
En los próximos años se estima que se incrementará exponencialmente el número de conexiones 5G en todo el mundo. De momento solo podemos esperar pacientemente lo que acontecerá con el gran cambio que suponen los coches autónomos.