Los patinetes eléctricos invaden las calles de San Francisco

San Francisco le da la bienvenida por segunda ocasión a un curioso medio de transporte que esta vez parece que llego para quedarse.

Anteriormente, las scooters eléctricas ya habían hecho una primera aparición donde tuvieron una aceptación bastante importante. Sin embargo, después de un tiempo la demanda había tenido un impacto importante en la ciudad: algunos residentes adaptaron inmediatamente el medio de transporte a sus vidas. En cambio, otros más conservadores, e indignados por el “desorden” generado, mostraban su rechazo exacerbado, llegando al punto de arrojarlas en la basura, colgarlas de los árboles o, inclusive, ensuciándolas de heces.

En abril de este año, los reguladores de San Francisco, ya disconformes con la problemática que representaban las scooters eléctricas, decidieron aprobar una ley para regularlas, la cual limitaba la cantidad máxima de scooters en circulación a 1250 y requiriendo que las compañías obtuvieran un permiso especial para operar. Fueron, en aquel momento, doce organizaciones las que se postularon, incluyendo Bird, Uber’s Jump, Lime y Spin como destacadas.

Las scooters eléctricas de Scoot y Skip toman ventaja

Las scooters eléctricas de Skip nuevamente retomarán las calles de San Francisco.

En la actualidad, y después de que se calmaran un poco los ánimos, sólo Scoot y Skip lograron obtener los permisos necesarios para distribuir las scooters eléctricas, quienes inicialmente prometen dar un enfoque diferente de acuerdo a los intereses propios y el bienestar de los residentes. Menciona Michael Keating, el CEO de Scoot, en un correo electrónico que «estamos listos para ampliar nuestra oferta en San Francisco, para ofrecer otra manera divertida, rápida y asequible para que los ciudadanos puedan moverse… Esperamos continuar colaborando con la ciudad para administrar de manera responsable este nuevo modo de transporte».

Por otra parte, la Agencia de Transporte Municipal de San Francisco (SFMTA, por sus siglas en inglés), indico que las aplicaciones de Scoot y Skip representaban una prioridad en seguridad e integración, permitiendo acceso a los discapacitados, equidad y responsabilidad. Como ejemplo, la compañía Scoot ofrece un programa de capacitación laboral con precios muy accesibles que califican a sus empleados. Por otra parte, Skip creó una línea directa de comunicación donde las personas pueden llamar con inquietudes y solicitudes, además de dar consejos a las comunidades.

¿Las scooters eléctricas serán completamente aceptadas por la comunidad de San Francisco? ¿Estas leyes lograran reducir el “desorden” que tanto molesta a los habitantes de la ciudad? Lo cierto es que estas interrogantes aún permanecen, pero se espera que con la nueva ley todo vaya correctamente encaminado.

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