La conducción autónoma total será real dentro de 5 o 10 años

Entre un 90 y 95 % de los accidentes en automóvil se deben a fallos humanos y la conducción autónoma total surge como posible respuesta a muchas de esas situaciones que acaban en accidente. Con ayuda de los vehículos autónomos se prevé que esta siniestralidad baje radicalmente y un cambio asociado a esta posible tendencia puede ser el descenso del precio de las primas de los seguros, otro de los grandes tópicos cuando se habla de conducción autónoma total.

Para anticiparse a este nuevo paradigma, la corporación multinacional DXC Technology está adaptando su core tecnológico de seguros al coche autónomo. De manera progresiva, el coche autónomo de Nivel 5 (totalmente autónomo) será una realidad en un plazo de 5 a 10 años y, a partir de ahí, su adopción será masiva y convivirá con los vehículos convencionales. El primer efecto será una reducción drástica de la siniestralidad, que debería llevar a una reducción de las primas, aunque los siniestros, menos frecuentes, podrían ser más graves en términos de pérdidas materiales, debido a los costes de los coches autónomos.

Las tres fases de adaptación

Según las previsiones, habrá tres fases en las que las aseguradoras deberán adaptarse a la nueva realidad de los vehículos autónomos. En la primera, el seguro variará para poder activar ciertas coberturas en modo autónomo. Nuevas coberturas, o diferentes, según se conduzca o no en modo autónomo, donde el usuario tendrá capacidad para activar y desactivas esas coberturas. En la fase dos, los vehículos autónomos serán mayoritarios, con un desplazamiento del riesgo asegurado de la persona al vehículo y con un cambio total en las coberturas. En la tercera fase, se podría prohibir la conducción manual, como hoy ocurre en determinadas maniobras en aviación y el ferrocarril. En ella, la mayoría de las coberturas estarán relacionadas con el vehículo y habrá otras excepcionales para cuando haya intervención humana.

Cabe destacar que si hoy el conductor es el sujeto de riesgo, con el coche autónomo el sujeto será el vehículo, el fabricante y sus proveedores de software, que tendrán que asumir la «responsabilidad civil» del «producto», lo que muy probablemente llevará a acuerdos entre fabricantes y aseguradoras. Si embargo, el usuario del vehículo podrá tener también responsabilidades directas si el accidente se produce mientras conduce el coche en «modo manual» o por no haber actualizado el software u otro tipo de negligencia.

A pesar de que algunos fabricantes como Tesla han anunciado que serán el asegurador de sus vehículos, todo indica que «fabricantes y aseguradoras están abocados a colaborar, compartiendo riesgos, tarifas y primas» en palabras de Daniel Rodríguez Buesa, responsable del Área de Seguros de DXC Technology Iberia.

Los coches autónomos dispondrán de tecnología que les permitirá circular por cualquier carretera gracias a sistemas de visión artificial, radar, sistemas láser, GPS, etc., e interactuar con infraestructuras (V2X) de ayuda a la conducción en Smart Cities que, si fallan, podrán provocar siniestros. Además, los hackeos de los vehículos o fallos en sistemas como el posicionamiento satelital, crean otras casuísticas que obligarán a cambiar las coberturas que hoy conocemos. No hay duda de que el vehículo autónomo enfrenta, y enfrentará, múltiples retos hasta sumarse a la nueva movilidad, todo será cuestión de tiempo.

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